Primero regamos las del huerto, nuestros guisantes, y cuando salimos a hacerlo, cuál fue nuestra sorpresa que observamos que parecía que algunas plantas estaban enfermas, porque tenían las hojas blanquecinas y algunas se estaban empezando a secar desde abajo, desde la raíz.
Aun así, las regamos y decidimos seguir observándolas a ver cómo evolucionaban.
También regamos nuestras semillas de pipas que plantamos en vasitos:
Y, por supuesto, los pusimos al sol, porque tan importante es el agua, como que les de el sol.
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