Y por fin algunas de nuestras plantas empezaron a dar sus frutos y probamos los ansiados guisantes.
La verdad es que están muy buenos y dulces, a pesar de que la tierra de nuestro huerto no es muy buena y se apelmaza, y a pesar del frío, los días de lluvia.... pero al final, aunque solo tocamos a algunos granitos por niño, cogimos las vainas que ya estaban para comer y pudimos probarlos.
Pero no podemos olvidarnos nunca de regar. Con este tiempo, lo hacemos al menos dos veces por semana.
También aprendemos que hay algunas plantas que no crecen ni dan fruto y, que al final mueren, bien por que no las hemos regado debidamente (o mucha o poca agua) o bien por las inclemencias del tiempo.
En este caso, nos encontramos esta planta arrancada a causa del fuerte viento que hizo ese día.
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